El imperio austríaco, con
sus guerras en contra de Italia y Prusia, con una bancarrota financiera que ya
se anunciaba, más sus problemas propios a la corte y sus intrigas, no tenía
tiempo para consagrar al desarrollo en general ni menos a Croacia en
particular. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, un esfuerzo se hace
para la construcción de ferrocarriles y la industrialización, sobre todo al
norte del Imperio (Silesia). En Croacia, comienza la construcción de
ferrocarriles hasta Zagreb y a continuación hacia Rijeka y Split,
correspondiendo esto a los objetivos estratégicos del Imperio. Lo concreto es
que el desarrollo industrial en Croacia está en un evidente retardo, salvo los
astilleros en la costa dálmata; el objetivo de Viena era el de mantener a
Croacia en el subdesarrollo, explotar sus recursos naturales y humanos, y
mantenerla como una reserva de sus ejércitos. Pero la educación escolar estando
muy avanzada en relación al débil desarrollo económico, produce un vacío cada
vez mayor entre la cultura y la economía.
1895-ÉXODO CROATA
Teniendo en cuenta la
crisis económica y la opresión húngara en Croacia a fines del siglo se
comprende entonces el porqué comienza el primer éxodo de los jóvenes croatas
hacia otros continentes, sobre todo hacia América del Norte y del Sur. Se
estima que el número de croatas emigrados entre 1895 y 1910 llega a 600'000, lo
que representa cerca de un 15% de la población total del país. La "casa
común" y el "refugio de los pueblos pequeños" como se le llamaba
al Imperio en tiempos de Francisco-José, se había convertido en la
"prisión de los pueblos", en el cual se sufría la opresión y el
retraso, no quedándole otro recurso a su juventud, que exiliarse en países
lejanos. Miles de jóvenes se harán matar durante la Primera Guerra mundial por
la gloria de un emperador senil y moribundo. Los lujos y fiestas de la Viena de
la "Belle époque" y la construcción en Budapest de la copia del
Parlamento británico le costó muy cara a la pequeña Croacia, la que a fines de
la Primera Guerra mundial, estará económicamente extenuada. Los jóvenes croatas
emigrados, se recordarán siempre de su patria, estén estos viviendo en el
extremo sur de América, en la Patagonia chilena o argentina o en el otro
extremo americano en el norte, y ayudarán masivamente al "Comité
yugoslavo" de los croatas durante el conflicto mundial. Este primer éxodo
croata de inicios de siglo, será seguido de otros: en los años 1930 durante la
dictadura yugoslava de Alejandro I, de Serbia, y enseguida después de 1945 con
la llegada al poder de Tito; siempre por las mismas razones: económicas y
políticas. Los croatas, que en toda su historia jamás agredieron a otro país o
nación, no tenían el derecho de poder vivir en su país, a causa de todos estos
"grandes imperios".
Lo que caracteriza
políticamente en Dalmacia el siglo XIX, es la lucha entre los conservadores y
los neonacionalistas. Fue un fuerte combate en toda Austria-Hungría, ya que en
las diversas provincias, los conservadores extranjeros constituían una minoría que
era la que tenía el poder. En Croacia dálmata, la lucha no comienza sino
después del absolutismo de Bach (1859), cuando se regresa a la Constitución.
Esta se inicia exactamente
el 25 de septiembre de 1860, cuando en la asamblea del Consejo de Estado en Viena,
el barón Vranjcani habla del derecho histórico y de la integridad territorial
de toda Croacia con la región dálmata. Al día siguiente, el diputado de Croacia
dálmata, Borelli le responde al barón Vranjcani: él reconocía el carácter
nacional de la Croacia dálmata y no rechazaba su derecho a la unión con Croacia
Panoniana, pero declaraba que "el momento aún no había llegado". Fue
el inicio de una discusión que durará años. El partido conservador de Croacia
dálmata, los "italianos", que tenían a su cabeza a Borelli,
Bajamonti, Lapena, Duplancic y Radman defendían la opinión siguiente: Croacia
dálmata es un país en donde se encuentran numerosos restos de la cultura romana
y en donde la lengua oficial es italiana; dos cosas que la hacían distinta a
Croacia. Era justo por lo tanto, su derecho a la autonomía política y en la
cual la lengua italiana se mantendría dominante en las comunas, escuelas,
oficinas e iglesias. De acuerdo a este ideal político, los adherentes de este
partido fueron autonomistas (autonomasi) y más tarde "italianos"
(talianchi), ya que preconizaban la predominancia de la lengua italiana. Fue
una falsa suposición de muchos autores en Italia que los autonomistas eran
italianos. No solamente todos no lo eran, sino que ni siquiera todos sabían
hablar la lengua italiana. Era simplemente un partido conservador más como los
había en otras provincias austríacas. Con estas ideas, los autonomistas
llevarán su lucha en contra el movimiento nacional, desde 1860 hasta 1912. La
contienda tuvo solo un carácter político a nivel de partidos, en ningún caso
con una repercusión nacional, ya que la enorme mayoría de los autonomistas
reconocían su origen croata. Será más tarde, que el partido adoptará un
programa nacional italiano. Quizás influenciado por intereses que venían más
allá de las fronteras dálmatas, Mazzini, el precursor de la unidad italiana,
junto a otros demócratas italianos hablaban en el primer período de la lucha
italiana por la unificación de Italia, que la última frontera italiana estaba
en Socha y que Trieste e Istria pertenecían al mundo eslavo (croatas y
eslovenos).
Mazzini escribía entonces:
"A ustedes hombres nacidos en Italia, concedió Dios la patria más
claramente delimitada de toda Europa. Abran el compás, coloquen una punta en el
norte de Italia, en Parma, la otra clávenla en la desembocadura del Var y
tracen con el mismo un semicírculo en dirección a los Alpes: el punto que,
trazando el semicírculo, caiga en la desembocadura del Socha, marcará la
frontera que os ha concedido Dios. Hasta esta frontera se habla y se comprende
vuestra lengua; más allá de la misma no tenéis ningún derecho". Pero
cuando la burguesía italiana afirmó sus posiciones internas y comenzó a
languidecer el entusiasmo revolucionario democrático en Italia, se produjo un
viraje en su política nacional. El propio Mazzini, y sobre todo quienes se
denominaban sus seguidores, comenzaron a variar, en sus declaraciones
programáticas, la frontera oriental "última" de Italia y a
desplazarla cada vez más hacia el este y a proclamar a Trieste e Istria como
italianas.
La meta del partido
nacional dálmata, era la unión definitiva de las dos Croacia, mientras que los
autonomistas, sobre este punto, defendían más que nada el estado actual de las
cosas, que nada cambiara, de manera de conservar su poder en las comunas y en
la administración. La unión con Croacia, suponía para ellos, la pérdida de su
poder político y económico. El partido nacional contaba sobre todo, con la
enorme mayoría de campesinos conducidos por gente del pueblo, impulsados no
solamente por el sentimiento de lo nacional, sino también por la grave
situación económica en la cual vivían; exigían en primer lugar, un cambio
radical del pesado régimen agrario al cual los tenía sometido Austria. A la
cabeza del partido autonomista, al contrario, estaban los representantes de los
círculos de propietarios y funcionarios, cuyo interés vital estaba en la
mantención de las relaciones feudales e indisolubles en materia agraria, que
mantenía al campesinocolono en una situación económica subordinada y por
consecuencia, bajo la dependencia política de quienes gobernaban en nombre de
Viena. La burocracia austríaca por lo tanto, apoyaba al partido autonomista
"italianista" ya que en la práctica, les servía para sus intereses
más inmediatos. Austria, al sostener a los "italianos" de Dalmacia,
creía sostenerse a si misma. El partido nacional croata de Dalmacia, no pudo
jamás contar con el apoyo de elementos influyentes en su lucha en contra los
autonomistas, sino todo lo contrario; fue solo con la fuerza de su programa
nacional y social, por el desarrollo favorable de las circunstancias generales
en el mundo, que el pudo obtener una victoria completa en las elecciones al
parlamento de Viena como a las de la Dieta provincial de Zara. Los austríacos
continuarán aún por largos años intentando "italianizar" inútilmente
a Dalmacia, la cuna de la patria croata. El partido autonomista, a pesar de la
ayuda que recibía de sus "aliados" austríacos, sufrió contundentes
derrotas electorales a manos de los nacionales, lo que le obliga en 1874, a
confesar sus verdaderas metas, ocultas hasta entonces para muchos de sus
seguidores: reivindicar la nacionalidad italiana y plantear la italianidad de
Dalmacia.
La respuesta del pueblo
dálmata croata se reflejó en las elecciones al parlamento de Viena, todos sus
representantes serán exclusivamente del partido nacional y los
"italianos" serán excluidos. Hasta mediados del siglo XIX, en todos
los liceos de Dalmacia, la lengua que se enseñaba era solo la italiana. Pero
ante la presión y las exigencias del movimiento nacional croata, Austria debió
proceder a la croatización de todas las escuelas secundarias. El liceo de
Dubrovnik será croatizado en 1868 y el de Split en 1880. Poco a poco, la lengua
que hablaba el 95% del pueblo dálmata se irá imponiendo en las escuelas y
oficinas, se van creando numerosas escuelas en pueblos y ciudades, se fundan
salas de lectura, sociedades políticas y sociales, también varios periódicos.
Los combates serán rudos en las comunas: la comuna de Sinj cae en manos de los
croatas en 1876, la de Dubrovnik en 1878, Vis en 1886, Starigrad en 1887,
Korčula en 1875, Jelsa en 1868, Split en 1882, Trogir en 1881.
Las estadísticas y la
croaticidad dálmata.- En 1833, cuando las alcaldías estaban entre manos de los
Italianos, y eso exclusivamente por la protección austríaca hacia ellos, la
población total de la Croacia dálmata era de alrededor de 360'000 croatas y
16'000 Italianos. A la luz de estas cifras, resulta a lo menos ilógica la
pretensión italiana sobre sus derechos a un territorio en el que la mayoría
aplastante de su población no era étnicamente italiana sino croata. Si los
Italianos lograron mantenerse tanto tiempo, fue gracias a un sistema electoral
arcaico, y que según el cual, los electores estaban repartidos en tres
categorías: la primera estaba formada por los más ricos, la segunda por los
menos ricos y la tercera simplemente por los pobres. Claro que con la
diferencia que cada cien votos del pueblo, equivalía a un voto de los
terratenientes y de los que detentaban el poder económico.
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de
la historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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