ISFDyT Nº 122 “Pte. Arturo Illia”

   

 

 

 

 

Trabajo de Investigación:

Pautas matrimoniales endogámicas de los inmigrantes croatas en Pergamino (1870 - 1930)

 

 

                                           

 

 

Natalia Bilós

 Pergamino, 2008

 (modificación 2013)

 

A todos los que colaboraron,

de una u otra manera,

 para que este estudio fuera posible.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Planteamiento del tema

 

   En el presente estudio se analizan las pautas matrimoniales de los inmigrantes croatas instalados en Pergamino entre 1870 y 1930. Puntualmente, se pretende indagar las causas de la denominada “endogamia étnica”, fenómeno frecuente, en aquellos años, entre los migrantes de este origen.

   La delimitación temporal abarca el período en el cual la sociedad argentina, en el marco del desarrollo del modelo económico agro-exportador, experimentó profundas transformaciones, debido, entre otros factores, al gran aluvión inmigratorio producido con variable intensidad entre esos años. A partir de 1870, precisamente, la afluencia de croatas arribados a nuestro país pasó a ser importante[1], creciendo, con sus altibajos, durante los primeros años del siglo XX y retomándose, con cierta intensidad, entre el fin de la Primera Guerra Mundial y la crisis económica internacional de 1929. Luego de 1930, una considerable proporción de croatas continuó arribando a la Argentina, pero tanto en el contexto internacional como en el nacional se produjeron numerosas modificaciones que implicaron el inicio de una nueva etapa signada, entre otras cosas, por la disminución de los movimientos migratorios a escala planetaria y la crisis del modelo económico agro-exportador en nuestro país.

   En relación al aspecto espacial, si bien el análisis se centra en el área comprendida por el actual Partido de Pergamino, no se excluye la mención de pueblos ubicados en otros partidos y departamentos de la región (Arroyo Dulce, Acebal, Villa Mugueta, etc.), puesto que, por su condición de jornaleros y arrendatarios, la mayor parte de los inmigrantes croatas recién llegados se establecía provisoriamente en distintas localidades del norte bonaerense y el sur santafesino en busca de condiciones laborales favorables para trabajar las tierras.

   La hipótesis propone que la marcada endogamia étnica que evidencian las uniones matrimoniales de los inmigrantes croatas instalados en Pergamino entre 1870 y 1930 es el resultado, principalmente, del mantenimiento en su lugar de adopción de ciertas redes parentales y sociales existentes en su lugar de origen. Asimismo, se acepta que los ámbitos de sociabilidad compartidos por los croatas de la zona, contribuyeron a profundizar la permanencia de dichas redes y el consiguiente fenómeno endogámico.

   Entre las fuentes seleccionadas para confrontar con esta hipótesis se incluyen los Cuadernos Parroquiales de la iglesia “Nuestra Señora de la Merced” de la ciudad de Pergamino, donde se asientan los matrimonios efectuados durante el período delimitado anteriormente, así como el testimonio oral y escrito de algunos inmigrantes croatas y sus descendientes, y todo tipo de documentos personales aportados por los mismos.

   El enfoque adoptado corresponde al plano de lo microhistórico, aunque la reducción de la escala de observación no implica, de ninguna manera, la renuncia a la contextualización.[2] En este sentido, se adhiere a un paradigma crítico que se aleja del abordaje simplista y reduccionista de la realidad, a fin de no escamotear a nivel analítico la complejidad que posee -como cualquier otro fenómeno social- el estudio de las prácticas endogámicas de los inmigrantes croatas en Pergamino en el marco del fenómeno inmigratorio a nivel regional y nacional[3].

   La presente investigación apunta, de este modo, a rescatar del olvido un aspecto fundamental de la vida de los croatas afincados en la zona, pues se concibe a la familia como “un prisma privilegiado desde donde abordar diversas problemáticas de orden social, cultural, económico, histórico, demográfico y político”[4]. Si bien es cierto que el tipo de fuentes consultadas y el número de casos analizados imprimen evidentes limitaciones al estudio, los resultados obtenidos no aspiran a ser generalizables, sino que plantean problemáticas e interpretaciones que pueden abrir nuevas líneas de indagación sobre el tema.

   Asimismo, se busca contribuir a la profundización del estudio sobre la inmigración croata en nuestro país pues, como sostiene Cristian Sprljan, aún constituye uno de los eslabones menos conocidos del proceso inmigratorio en la Argentina[5]. En efecto, las publicaciones en castellano sobre la denominada “vieja inmigración croata” -es decir, la que corresponde al período anterior a la Segunda Guerra Mundial-[6] o son escasas, o suelen hacer referencia a los emigrados del Imperio Austro-Húngaro, en una primera etapa, o del Reino de Yugoslavia, más tarde, sin que se observe un tratamiento por separado de los diferentes grupos étnicos que integraban estas unidades políticas.

 

Estado de la cuestión

 

   Las pautas matrimoniales intraétnicas de los inmigrantes croatas en la Argentina -y en Pergamino, en particular-, han sido un fenómeno escasamente investigado hasta la actualidad. Distintos autores se refieren brevemente a esta cuestión, pero no se advierte un tratamiento en detalle sobre el tema.

    En general, éstos coinciden en que el matrimonio entre croatas tendía a fortalecer la preservación cultural y, si bien no analizan puntualmente las causas de la endogamia étnica, remarcan el contacto frecuente que se efectuaba entre los connacionales desde el momento mismo en que arribaban a nuestro país -o incluso antes- al compartir diversos ámbitos de sociabilidad. Por otro lado, la mayor parte de estos estudios tampoco se refiere a la posible existencia de prejuicios y reservas de los inmigrantes de este origen respecto a los nativos y a los inmigrantes de otras nacionalidades.

   En Historia de la inmigración croata en Córdoba, de Cristian Sprljan[7], se observa la importancia de las cadenas migratorias que se construían entre estos inmigrantes, pues el autor hace referencia a los vínculos que los croatas mantenían entre sí y que permitían el reencuentro de los que ya estaban afincados con sus familiares -entre los que se incluían esposas y novias que habían dejado en su tierra natal-, además de facilitar la inserción laboral de los recién llegados a la Argentina. Sostiene también Sprljan que, al menos en la ciudad de Córdoba, la cercanía entre los croatas generó una importante red de contactos y solidaridad.

   Algo similar plantea Cristina Solián en su estudio sobre las agrupaciones croatas del sur santafesino[8]. La autora considera a lo que denomina “inmigración de llamada” como una posible causa de la concentración espacial de los croatas en determinados pueblos de la provincia de Córdoba y el sur de Santa Fe -entre los que incluye a El Socorro, perteneciente al Partido de Pergamino-, puesto que los primeros emigrados solían escribir a familiares y amigos que habían quedado en Croacia con el fin de que vinieran a instalarse en estas tierras. Asimismo, muchos de los testimonios citados en su estudio evidencian la frecuencia con que se efectuaban matrimonios entre paisanos que provenían de la misma región, isla o aldea. Por otra parte, Solián no deja de destacar el contacto que muchos emigrados mantenían con las asociaciones de ayuda mutua u otras entidades que se fueron fundando en la Argentina[9], y cuyo nacimiento estuvo marcado por la necesidad de crear un espacio común de reunión.

   Otro aporte interesante es el que realiza Carmen Verlichak[10]. En muchos de los testimonios de los  inmigrantes croatas -y sus descendientes- que se instalaron en nuestro país desde fines del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX, se ponen de manifiesto aspectos tales como la existencia de cadenas migratorias, la instalación de los recién llegados en zonas donde el confluir de connacionales era constante -entre las que se nombra a pueblos del Partido de Pergamino-, el mantenimiento de vínculos laborales entre los inmigrantes y el fortalecimiento de las relaciones entre familias como consecuencia de ello, la creación de asociaciones como el Hogar Croata, la existencia de lugares de reunión de paisanos -como los restaurantes- y  las uniones matrimoniales entre los mismos, lo que pone en evidencia los innumerables espacios sociales que frecuentaban los croatas y los diversos lazos que se establecían entre ellos.

   Finalmente, en el caso específico de Pergamino, Rafael Restaino sostiene que los inmigrantes yugoslavos[11] eligieron preferentemente la campaña para establecerse, agrupándose en colonias y buscando el amparo de sus paisanos, y que en los primeros tiempos se casaban entre connacionales, siendo muy mal visto quien así no lo hacía.[12]

    Todas estas interpretaciones constituyen, sin duda, un aporte fundamental para la comprensión de la temática a investigar, pues, pese a su brevedad, sirven de soporte para el análisis de las fuentes seleccionadas.

 

Marco Teórico

 

   La presente investigación, como se adelantara con anterioridad, se basa en un análisis microhistórico. El estudio intensivo del material documental seleccionado apunta a analizar la endogamia étnica de los croatas instalados en el Partido de Pergamino entre 1870 y 1930, lo que evidencia que la escala de observación es reducida. Esto no impide, evidentemente, revelar nexos entre Pergamino y otras localidades de la zona norte de la actual provincia de Buenos Aires y el sur de Santa Fe -como Arrecifes, Salto o Villa Mugueta-[13], puesto que sería una importante deformación de perspectiva pretender que las pautas matrimoniales de los inmigrantes croatas instalados en el partido fueron totalmente diferentes de las de los connacionales de otras zonas. Después de todo, como afirma Giovanni Levi, “la microhistoria intenta no sacrificar el conocimiento de los elementos individuales a una generalización más amplia […]. Pero, al mismo tiempo, intenta no rechazar todas las formas de abstracción, pues los hechos mínimos y los casos individuales pueden servir para revelar fenómenos más generales”[14].

   Con respecto a las fuentes seleccionadas, la elección de los Cuadernos Parroquiales de la iglesia “Nuestra Señora de la Merced” de la ciudad de Pergamino responde a la necesidad de corroborar con datos objetivos la endogamia étnica existente entre los inmigrantes croatas dentro del marco espacial y temporal delimitados. Se considera que esta fuente es representativa del comportamiento matrimonial de los mismos puesto que los croatas adherían al catolicismo y en aquella época evidenciaban una gran religiosidad, por lo que se acepta que, si no todos, al menos una proporción muy importante de ellos contrajo matrimonio tanto por iglesia como por civil. Además, dicha parroquia era uno de los pocos centros religiosos que se habían erigido antes de 1930 dentro de los límites del actual Partido de Pergamino.

   El examen detallado de estos archivos permitió elaborar un registro con aquellos matrimonios donde el apellido de uno o ambos cónyuges se considera de origen croata, aceptando un cierto margen de error en la selección. Si bien, como sostiene Sprljan, para los croatas el apellido es una forma de identidad nacional[15], a fin de lograr una mayor precisión en la investigación se ha consultado un listado realizado a partir de padrones electorales que incluye los apellidos croatas que se encuentran en la Argentina[16]. Además, se optó por excluir del análisis aquellos apellidos que figuraban en los Cuadernos Parroquiales y cuyo origen presentaba algún tipo de dudas. Posteriormente, en base a los datos recabados y a los porcentajes obtenidos, se han planteado algunas ideas generales sobre las pautas matrimoniales evidenciadas en el grupo que es objeto de estudio.

   La interpretación del fenómeno endogámico se efectuó, fundamentalmente, a partir del análisis cualitativo de entrevistas semi-estructuradas realizadas a quince descendientes de inmigrantes croatas que se han instalado en el Partido de Pergamino o en pueblos aledaños [17], aunque también se han incluido algunos testimonios escritos de los propios inmigrantes ya fallecidos, así como todo tipo de documentos personales aportados voluntariamente por los entrevistados y que contribuyen a profundizar el estudio de la temática abordada (genealogías familiares, pasaportes, notas periodísticas sobre el inmigrante en cuestión, etc.).

   La adopción de la metodología cualitativa se debe a la necesidad de otorgar un lugar central en el escenario de la investigación a los agentes sociales, rescatando sus propias experiencias -o, específicamente, las de sus familiares- y las percepciones, ideas e interpretaciones que éstos poseen acerca del fenómeno estudiado. En este sentido, la realización de entrevistas apunta a articular el curso de vida de cada uno de los inmigrantes croatas analizados con los procesos sociales en los cuales se han desenvuelto, contribuyendo a ubicar a dichos sujetos en su contexto histórico y social[18]. Al mismo tiempo, y como sostiene Paul Thompson, la historia oral constituye una forma de proporcionar presencia histórica a aquellos puntos de vista y valores que han sido oscurecidos por la historia desde arriba[19], rescatando, en este caso, las evidencias orales referidas a un grupo de actores sociales que de otro modo se perderían. Finalmente, y pese a sus limitaciones[20], permite obtener valiosos testimonios que arrojan luz sobre una temática difícil de abordar a partir del análisis de otras fuentes. 

   Acerca de las estrategias de análisis empleadas para realizar el estudio de las entrevistas[21], es necesario aclarar que los datos fueron agrupados en ejes temáticos, y que se procedió a analizar en detalle los pasajes relacionados con el objeto de estudio abordado con el fin de efectuar una lectura comparativa de los diversos testimonios orales. La transcripción de ciertas expresiones de los entrevistados, por otra parte, ha permitido reforzar las interpretaciones de los fenómenos que surgieron del análisis de los datos[22].

   En relación a los conceptos clave, resulta pertinente realizar algunas precisiones respecto al significado que éstos adquieren en el marco del presente trabajo, a fin de evitar cualquier tipo de confusión o ambigüedad. Uno de ellos es el de “inmigrante croata”, noción compleja de definir si se considera que los actuales límites de Croacia no se corresponden con la división política existente en esa región balcánica a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX[23]. Por esta razón, se ha optado por emplear este concepto para hacer alusión a todos aquellos individuos que llegaron a la Argentina con la idea de instalarse provisoria o definitivamente en nuestro país y que provenían de áreas que actualmente pertenecen a Croacia y se consideraban étnicamente croatas por su propio origen o el de sus ascendientes.

   Otro de los términos centrales para comprender el fenómeno en estudio, y que ha sido objeto de numerosas interpretaciones, es el de “cadena migratoria”. Según John y L. MacDonald, se trata del “movimiento en el que los futuros migrantes se enteran de las oportunidades, son provistos de transporte y obtienen sus alojamientos y empleos iniciales, a través de relaciones sociales primarias con inmigrantes anteriores”[24]. Si bien se acepta, a rasgos generales, esta definición, se aclara que se otorgará igual importancia a la influencia de familiares, vecinos o simples conocidos en el proceso migratorio de los croatas que optaban por instalarse en la Argentina[25].

   Por otra parte, se ha empleado el concepto de “espacios de sociabilidad” para hacer referencia a los vínculos de diversa índole (laborales, políticos, recreativos, etc.) que se establecían en el nuevo país entre los inmigrantes croatas al frecuentar los mismos ámbitos, y que contribuían a mantener las redes parentales y sociales premigratorias en un contexto, claro está, de continuas reformulaciones[26]. Por redes parentales se entienden, a su vez, aquellos vínculos mantenidos entre individuos con lazos de parentesco, sea éste consanguíneo o afín, directo o colateral. En palabras de Joan Bestard, ser pariente es algo relativo a la mayor o menor distancia en relación a un antepasado común[27]. 

   Finalmente, y siguiendo los lineamientos generales de Sergio Maluendres[28], se considera “endogamia étnica” a las uniones matrimoniales entre integrantes de una misma nacionalidad -la croata, en este caso-, sin excluir los casamientos efectuados entre un inmigrante y un hijo nativo de ambos padres del mismo grupo migrante. Como puede inferirse, no son objeto de estudio en esta investigación las uniones matrimoniales entre hijos nativos de padres croatas, puesto que corresponden a la primera generación nacida en la Argentina. De todos modos, en apartados posteriores se incluyen algunas consideraciones generales sobre las pautas matrimoniales de los descendientes directos de los croatas en Pergamino.

 

La inmigración croata en la Argentina en el marco de los movimientos migratorios mundiales

 

   Antes de comenzar a desarrollar los postulados contenidos en nuestra hipótesis de trabajo es necesario realizar una breve reseña del contexto histórico en el que se desarrolló la inmigración croata en la Argentina, en el marco de los movimientos migratorios efectuados a nivel mundial en las postrimerías del siglo XIX y los inicios del siglo XX.

  Diversas son las teorías que intentan explicar las principales causas que han estimulado las migraciones durante esta etapa. Para el caso específico de nuestro país, Mario Rapoport sostiene que fueron circunstancias de origen interno y externo las que posibilitaron el gran flujo inmigratorio producido, concibiendo a la inmigración como un fenómeno de dimensiones globales. En este sentido, el desarrollo del capitalismo y  la incorporación de las economías nacionales al mercado mundial, sumado a las innovaciones tecnológicas y a la revolución en los transportes, estimularon movimientos de capital y de trabajo y un intercambio comercial sin precedentes durante esos años[29].

   Es en este contexto en el que muchos croatas decidieron abandonar su lugar de origen, motivados por una multiplicidad de factores principalmente de tipo económico[30]. A comienzos del siglo XX, bajo el dominio del Imperio-Austro-Húngaro, la gran mayoría de los croatas eran pequeños campesinos -muchos de ellos analfabetos- que labraban parcelas de tierra de reducidas dimensiones. Al ser un país netamente rural pero a la vez con escasas tierras cultivables, padecía el crecimiento de la población producido por una disminución de la mortalidad[31]. Paralelamente, el desarrollo industrial y comercial en las ciudades no alcanzaba a absorber el incremento de la mano de obra potenciado por la migración desde zonas rurales, lo que contribuía a aumentar el desempleo y a mantener los salarios bajos.[32]

   Esta situación se veía agravada por el hecho de que la mayor parte de los campesinos o empleados en pequeños oficios no podía competir con los alimentos que se importaban principalmente de América -incluso de Argentina- y las manufacturas que procedían de países con un mayor grado de industrialización. En la región de Dalmacia, de donde provenía un gran número de emigrados[33], la actividad vitivinícola entró en crisis cuando el gobierno austrohúngaro impuso, en 1891,  la “cláusula del vino”, con la cual se quitaban todos los límites aduaneros favoreciendo la importación de los vinos de Italia[34], a lo que se sumó, hacia 1894, la peste filoxera que atacó los viñedos de la zona.

   Los factores de expulsión políticos tampoco estuvieron ausentes bajo el dominio del Imperio Austro-Húngaro. Sostiene Solián que la actitud del gobierno fue de desprecio hacia todo lo eslavo, por lo que no sólo estimuló la emigración con el objetivo de incrementar sus reservas con los ahorros de quienes buscaban otros horizontes, sino que también impidió la vuelta de los jóvenes que rehusaban realizar el servicio militar, catalogándolos de desertores y amenazándolos con la cárcel[35]. 

   A esta compleja situación socio-económica existente en Croacia antes de la Gran Guerra se sumó la inestabilidad provocada por la misma, lo que generó serias dificultades en los diversos sectores de producción y trastornos financieros no menos importantes, los cuales se vieron agudizados cuando se efectuó la unión con Serbia en 1918[36]. Más aún, debido a que en esta región la devastación bélica no fue tan intensa como en otros países de Europa, la no ocupación de mano de obra en la reconstrucción edilicia generó un incremento del desempleo, potenciado por la desmovilización militar a causa de la finalización del conflicto[37]. 

   Las consecuencias políticas de la guerra también fueron de gran envergadura, puesto que Croacia se alineaba dentro de las naciones derrotadas. Esto llevó, entre otras cuestiones, a la anexión de la región de Istria a Italia en 1920, y a los consiguientes intentos de las nuevas autoridades de desnacionalizar e italianizar a los croatas y eslovenos que vivían en el área. Italia consideraba a la emigración de los istrianos como el medio más concreto y eficaz para la italianización, por lo que muchos de ellos se vieron obligados a abandonar su lugar de origen presionados tanto por medios legales como por la fuerza[38].

   Finalmente, tampoco deben soslayarse los conflictos políticos existentes entre los distintos pueblos eslavos de la región balcánica, en los cuales ya desde fines del siglo XIX se venían gestando ideas nacionalistas. Precisamente, la formación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos en 1918 generó un descontento entre muchos croatas que se incrementó a medida que los serbios pretendieron centralizar el poder[39], y que finalizó con el establecimiento de la dictadura de la Yugoslavia Monárquica en 1928, la represión a las agitaciones y el consiguiente asesinato del rey a manos de nacionalistas croatas[40].

   De esta forma, la combinación de múltiples factores de expulsión estimuló la emigración de miles de croatas a otros países de Europa y del mundo. De los que llegaron a América, la mayor proporción se instaló en los Estados Unidos y, en segundo lugar, en Argentina[41], dirigiéndose una menor proporción a otros estados como Canadá, Brasil, Uruguay, Chile y Perú.

   Como se observa, nuestro país se convirtió en un polo de atracción importante, lo que, según Rapoport, fue posible gracias a la estabilidad política y económica alcanzada con la eliminación del denominado “problema del indio”, el término de las guerras civiles y la consolidación del gobierno nacional hacia fines de 1870. Sostiene el autor que fue la coyuntura económica argentina -o, más precisamente, la oferta de empleos- la que determinó el flujo de inmigrantes. En efecto, mientras que las fases de expansión coincidieron con los períodos de afluencia masiva, las crisis cíclicas, las recesiones y las guerras mundiales interrumpieron o redujeron la corriente[42].

   En otros términos, muchos inmigrantes -entre ellos los croatas- concibieron a la Argentina como un país en pleno crecimiento, donde el acceso a la propiedad de la tierra, la disponibilidad de empleo, los salarios relativamente altos en relación a los de sus países de origen y el ascenso social parecían posibles. Sin embargo, fueron también numerosos los que retornaron a Europa[43], pues los recién llegados se encontraron con obstáculos de diverso tipo que dificultaron su asentamiento definitivo. La existencia de latifundios y el encarecimiento progresivo de la tierra, hizo del acceso a la propiedad de la misma una empresa cada vez más difícil, por lo que muchos inmigrantes terminaron concentrándose en las grandes ciudades con el fin de aprovechar la creciente oferta laboral existente en las mismas.

   Sostiene Rapoport que, además de los vaivenes de la coyuntura y de las dificultades materiales, la política de gobierno, carente de toda intención de encuadramiento o planificación, fue poco favorable a la incorporación plena de los inmigrantes al país[44]. Los intentos de colonización -privada u oficial- y la promulgación de la Ley 817 en 1876 -más conocida como Ley Avellaneda-, apuntaron a solucionar el problema de la escasez de mano de obra estimulando la radicación de extranjeros, y, aunque significaron algunos avances en este sentido, no resultaron suficientes para retener a una considerable proporción de ellos. Más aún, la legislación represiva de principios de siglo XX y ciertas medidas aplicadas a lo largo de la década de 1920, tendieron a restringir la inmigración y hacerla más selectiva.

   De todos modos, miles de croatas continuaron eligiendo a la Argentina como uno de los principales destinos y muchos de ellos se asentaron definitivamente en estas tierras. Por lo general, se trataba de hombres jóvenes, solteros, principalmente agricultores, que desconocían el idioma español y que frecuentemente eran analfabetos[45]. Estos inmigrantes se distribuyeron geográficamente por todo el país, tanto en zonas rurales como urbanas, aunque se concentraron sobre todo en la Capital Federal y en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Chaco, Formosa y en algunas áreas de Cuyo y la Patagonia[46].

   El Partido de Pergamino constituyó, sin duda, un polo de atracción importante para los croatas, debido a que se ubica en una de las regiones agrícolas más dinámicas del país. La mayoría de ellos comenzó a llegar prácticamente después de la Primera Guerra Mundial y se acentuó la inmigración entre los años 1928, 1929, y 1930[47], eligiendo a la campaña y a los pueblos de la zona para su asentamiento, y desempeñando principalmente tareas  rurales.

 

Endogamia étnica entre los inmigrantes croatas

 

   Del análisis de los matrimonios efectuados por croatas que aparecen registrados en los Cuadernos Parroquiales de la iglesia “Nuestra Señora de la Merced” de Pergamino, se desprende que entre 1870 y 1930 la endogamia étnica habría sido bastante superior al comportamiento exogámico entre estos inmigrantes. De un universo de 120 matrimonios donde uno o los dos contrayentes eran de origen croata, en el 65% de los casos ambos cónyuges resultaron ser de la misma etnia y sólo el 35% corresponde a uniones entre individuos de diferente origen[48], lo que evidenciaría la importancia que el grupo bajo estudio otorgaba al enlace entre connacionales.

  

 

   Por otro lado, si se divide en fases el período considerado, se advierte que sólo el 15% de las uniones intraétnicas se efectuaron antes del inicio de la Primera Guerra Mundial y que el 85% se consumaron luego del comienzo de ésta, principalmente a lo largo de la década de 1920[49]. Para interpretar dicho fenómeno debe considerarse que, como ya se ha afirmado previamente, la mayor parte de los croatas comenzó a instalarse en el Partido de Pergamino precisamente luego de dicho conflicto bélico[50] y que la oferta femenina probablemente se haya incrementado durante esos años, pues era frecuente que las mujeres comenzaran a emigrar de su patria cuando sus parientes o conocidos instalados algunos años antes en la Argentina habían logrado ya cierta estabilidad económica[51].  

 

 

    Finalmente, en lo que respecta al comportamiento exógamico se observa que en el 60% de los casos se efectuaron uniones matrimoniales entre hombres croatas y mujeres de otro origen, y que el 40% corresponde a enlaces donde el componente femenino pertenece a esta etnia, cifra importante si se considera que la oferta masculina de croatas era considerablemente mayor que la femenina[52].

 

 

 

Cadenas migratorias, sociabilidad y endogamia

 

   A partir de las entrevistas realizadas, se ha podido reconstruir, al menos en parte, la historia de vida de treinta y dos inmigrantes croatas, de los cuales aproximadamente el 56% arribó a nuestro país antes de la Primera Guerra Mundial. Se trata de hombres y mujeres que decidieron abandonar su tierra natal empujados por motivos económicos y políticos (hambre, miseria, guerras, etc.), y que llegaron a la Argentina cuando poseían entre 15 y 30 años. Alrededor de un 91% provenía de la región de Dalmacia[53] y, por lo general, se dedicaban a actividades primarias de subsistencia como la pesca, la cría de ganado o el cultivo de pequeñas parcelas de tierra. Un dato llamativo es que nada menos que el 77% sabía leer y escribir, observándose más casos de analfabetismo entre los originarios del área continental.

   Como ya se ha planteado, el afincamiento de inmigrantes croatas en el Partido de Pergamino y pueblos aledaños se debió a las oportunidades que ofrecía a los recién llegados una zona agrícola-ganadera con gran dinamismo económico, pues generalmente éstos venían con la idea de desempeñar, al menos en un comienzo, tareas rurales[54]. Sin embargo, no debe menospreciarse el papel que tuvieron las cadenas migratorias en la concentración de estos eslavos en la zona, ya que permitían vincular a los primeros inmigrantes -que gracias a su arduo trabajo habían logrado cierta estabilidad económica y laboral- con familiares y conocidos que habían quedado en Croacia, viviendo, en muchos casos, bajo circunstancias adversas. En efecto, el 94% de los inmigrantes examinados poseía parientes o conocidos que ya se habían asentado previamente en el país, y al llegar a la Argentina muchos de ellos se instalaron, al menos temporalmente, en la casa de los mismos. Refiriéndose a sus respectivos familiares, sostienen los entrevistados[55]:

 

“Él [su padre] vino porque había mucha pobreza, había terminado la guerra de 1914 y tenía un hermano acá (...) que se había venido con bastante anticipación (...). Después ya se casó en la Argentina ese tío, y vino mi papá también y trabajaba con él, porque no tenía un lugar donde estar”. (Testimonio de Ana Plazibat)

 

Mi papá vino solo, a los 16 años; primero había venido un hermano y después vino él (...). Empezó a trabajar (...) en las cosas del campo en la localidad de Socorro, y, como ya el hermano trabajaba con la familia Franetovich, entonces él también empezó a trabajar ahí”.

(Testimonio de Maria Grubisic)

 

“Primero vino mi abuelo [materno] y, cuando juntó plata acá (...), le mandó para que venga mi abuela (...) con el hermano menor (...). Allá [en Croacia] eran novios y mi abuelo estaba metido en la guerrilla (...), se decía que había querido escapar (...). Acá ya tenía conocidos”.

(Testimonio de Rosario Ostoich)

 

   Numerosos croatas se dirigieron a diversos pueblos del sur de Santa Fe antes de instalarse en el Partido de Pergamino, pues en su condición de jornaleros y arrendatarios buscaban trabajar aquellos campos en los que encontraban mejores condiciones laborales. Probablemente, esto explicaría el hecho de que arribaran a la zona principalmente a lo largo de la década de 1920, por lo que la presencia de una mayor proporción de croatas durante este período no sólo se habría debido a la llegada de nuevos inmigrantes provenientes directamente de Europa, sino también a los movimientos migratorios internos producidos en nuestro país. Algunos entrevistados sostienen que los croatas comenzaron a trasladarse hacia el norte de la provincia de Buenos Aires porque en esta zona se reemplazó el arado con bueyes por el arado con caballos antes que en Santa Fe, lo que resultó un gran avance para la época pues contribuía a facilitar las tareas agrícolas:

 

“La mayoría de ellos al principio iban primero a Santa Fe, pero ya cuando conocieron Buenos Aires, la mayoría se volcó por acá (…). Cuando allá se araba con bueyes en esta zona ya se araba con caballos. Y (…) era un lujo: un arado de dos rejas, ya te traía el asiento, y el de antes no, (…) tenías que andar todo el día a pie”. (Testimonio de Antonio Micerda)   

 

“Después de ahí [zona de Acebal, Maizales] vinieron la mayoría para acá. Vinieron más que nada porque en ese tiempo allá se trabajaba con bueyes y era más difícil, y acá ya se trabajaba con caballo (…)”. (Testimonio de Natalio Perdía)

 

   Así, pues, este y otros factores de índole económica habrían estimulado la concentración de los croatas en pueblos de la zona como El Socorro, Alfonzo, Rancagua o Arroyo Dulce. Indudablemente, este fenómeno se vio potenciado por la presencia de redes parentales y sociales existentes entre estos inmigrantes incluso antes de que partieran de su país de origen.                                   La pervivencia de la sociabilidad premigratoria en el nuevo espacio de adopción se evidencia en el hecho de que muchos de los migrantes que se instalaban en un determinado pueblo del partido provenían de la misma isla, aldea o zona de Croacia[56]:

 

“Cuando fui allá [a Croacia] tuve esa idea de complejos habitacionales donde vivían familias. [En Krstatice] estaban los Buljubasich, los Lizatovich, por ejemplo (...). Cuando fui al cementerio, dije ‘parece que estoy en Rancagua’. Eran todos los apellidos de acá, los de la colonia, porque al venir también se han agrupado ellos mismos (…)”. (Testimonio de Margarita Buljubasich)

 

 “Ellos [sus abuelos] vivían en Villa Mugueta (...), creo que uno de los asentamientos más grandes de croatas que hubo en esa época, y la referencia que podés utilizar es el cementerio (...). Te llama la atención, son todos apellidos croatas, hay tantos...”. (Testimonio de Cristina Bilicic)

 

“En el Socorro, que hay tantos croatas, cuando yo era chica iba seguido (…). Estaban todos mis tíos y mi abuelita, (…) compartí mucho con estos croatas y con los amigos (…). Todos eran de las islas”. (Testimonio de Nélida Vrañizán)

 

  Precisamente, es el mantenimiento de los vínculos parentales y sociales premigratorios el que explicaría, en gran medida, la endogamia étnica entre estos inmigrantes, pues el 89% de las uniones matrimoniales analizadas se llevaron a cabo entre personas de origen croata[57] y, de ese total, casi el 69% de los enlaces se efectuó en territorio argentino, en muchas oportunidades entre connacionales que habían nacido en la misma isla, aldea o zona. Es interesante resaltar, a su vez, que en un 67% de los casos el marido era mayor que su respectiva esposa, y que, en algunas ocasiones, la diferencia de edad superaba los diez años; sin duda, esto último evidencia la imposibilidad de que hubieran establecido algún tipo de compromiso previo en Croacia, pues por lo general estas mujeres eran demasiado pequeñas al momento de emigrar los que serían sus futuros esposos.

   Paralelamente, este dato confirmaría que la inmigración femenina fue más tardía que la masculina, pese a que el porcentaje de mujeres bajo estudio que llegó a la Argentina una vez finalizada la Primera Guerra Mundial es igual al de las croatas que arribaron a nuestro país antes de dicho conflicto bélico. Por otro lado, probablemente explique el hecho de que, como se ha visto en el apartado anterior, el 85% de las uniones matrimoniales endogámicas se hayan efectuado luego de la Gran Guerra, pues a la relativa estabilidad económica que muchos hombres habían alcanzado en este país se habría sumado un incremento de la oferta femenina de croatas en el mercado matrimonial. Al respecto, sostienen los entrevistados:

 

 “Cuando los paisanos sabían que había alguna chica soltera iban [a visitarla] y charlaban con el dueño de casa (…). Cuando la chica aceptaba a uno ya los demás no iban más, y [el elegido] empezaba a venir como novio y al poco tiempo se casaban”. (Testimonio de Nera Bilos)

 

“Ella [su madre] vino (…) y enseguida la paisanada la buscaba; cuando venía una importada ya la buscaba. Entonces mamá se casó con papá, porque papá estaba en estado de viudo.”[58] (Testimonio de Antonio Micerda)

 

   La búsqueda de connacionales al momento de concretar una unión matrimonial habría sido, pues, frecuente entre los inmigrantes croatas. El 73% de los entrevistados cuyos ascendientes mantuvieron la endogamia étnica y concretaron su enlace en la Argentina, considera que éstos decidían casarse con personas de su origen porque frecuentaban los mismos ámbitos de sociabilidad debido, sobre todo, a la afinidad cultural que tenían y, al menos en los primeros tiempos, a las dificultades que se les presentaban al intentar comunicarse con nativos o inmigrantes de otras naciones, dado su escaso manejo del castellano. Asimismo, la totalidad de los interrogados sostiene que los croatas solían mantener relaciones fluidas con personas de otros orígenes, y que no demostraban ningún tipo de prejuicios al momento de integrarse con éstos en cuestiones de distinta índole (laborales, políticas, sociales, etc.). En relación a las causas de la endogamia étnica, afirman los mismos:

 

“Había varios casados con croatas (…) porque éramos vecinos y todo casi era entre vecinos (…). Y se buscaban antes: el italiano buscaba al italiano, el croata al croata, se tenían mucha fe entre ellos.”  (Testimonio de Antonia Dundich)

                                                  

“En aquel tiempo había tanta cantidad [de croatas] y vivían uno al lado del otro, que casi siempre se casaban con un vecino o conocido (...). Si había una croata, se casaba con el paisano que era del campo de ahí cerca.” (Testimonio de Filip Čović)

 

“Se conocían las familias y se casaban, pero para el que se casaba con una que no era croata no había problema. Los padres no se metían en absoluto (…). Era por el roce que había, por el contacto.” (Testimonio de Natalio Perdía)

 

   De todos modos, si bien sólo el 27% asevera que “el que no se casaba entre croatas era mal visto por la paisanada”, son varios los que recuerdan algún episodio familiar en el que la exogamia generó cierta oposición por parte de estos inmigrantes, aún cuando se tratara de matrimonios efectuados entre los miembros de la primera generación nacida en la Argentina. Esto podría indicar la existencia de ciertas reservas por parte de los croatas respecto al casamiento de sus hijos con nativos o individuos de otras nacionalidades, aunque la marcada exogamia que se evidencia en sus descendientes directos demostraría que la oposición no fue, generalmente, muy fuerte.

   La sociabilidad explicaría, así, las pautas matrimoniales endogámicas, y éstas contribuirían, a su vez, a fortalecer las redes parentales y sociales entre croatas. Numerosos eran los espacios sociales que se compartían y en algunos casos era tan escaso el contacto que se tenía con personas de otros orígenes, que los hijos de los inmigrantes recién aprendían el castellano cuando ingresaban a la escuela[59]. Los vínculos laborales con connacionales, la participación en festividades religiosas -como las romerías-, el encuentro en “boliches” que muchos paisanos frecuentaban y las reuniones en las casas de familiares o amigos croatas -donde se preparaban comidas, se practicaban juegos típicos como las bochas, o se realizaban algunos bailes y cantos tradicionales-, habrían ayudado a construir lazos perdurables entre estos inmigrantes y a preservar los que ya existían desde antes de emigrar de su país natal:

 

“La costumbre que había en el campo era que nadie ponía empleados, por ejemplo, en las emparvadas. Primero emparvaba aquel, entonces iban todos allá (…), después le tocaba al otro (…) y así se juntaban todos (…). Se ayudaban unos a otros, y las mujeres trabajaban a la par de los hombres.” (Testimonio de Nicola Churin)

 

“Sé que [su padre y sus abuelos] iban a unos encuentros en Berisso, en Dock Sud (...). Se ve que se contactaban entre ellos e iban. Y acá supongo que también, porque entre ellos se conocían todos (...), sobre todo para el lado de Arrecifes porque (...) hay muchos croatas”. (Testimonio de Ana Rosa Plencovich)

 

“Donde yo nací [Alfonzo] (...) había una colonia de seis o siete croatas (...), eran vecinos... y todos los fines de semana se juntaban. Había uno que tocaba el acordeón, otro tocaba el gusle (...) y cantaban y bailaban (...). Creo que había un vínculo que permitía que se conectaran más que con el resto”. (Testimonio de Ruben Churin)

 

   Finalmente, es importante aclarar que las uniones matrimoniales entre croatas permitían generar nuevos espacios de sociabilidad, pues facilitaban el establecimiento de vínculos más estrechos entre las respectivas familias de los cónyuges, y en muchos casos, esto generaba una endogamia parental, pues se concretaban uniones matrimoniales entre parientes colaterales o afines.

 

“En aquella época, se casaban entre familias de origen croata (...). Mi mamá [Franicevic] se casó con Stradiot (...), mi tío Santiago Stradiot se casó con Nicolina Buncuga (...), Magdalena Stradiot se casó con Pablo Buncuga, que era hermano de Nicolina (...). Además, mi papá y su hermano Santiago se casaron con dos primas hermanas (...)”. (Testimonio de Carlos Stradiot)

 

“[Pablovich] como era primo de mi vieja, se vino a [Mariano] Benítez, también (...). Y se casó con la hermana de papá, que no era pariente de él (...). Mi viejo lo ayudó, porque se ayudaban mucho entre unos y otros”. (Testimonio de Nicola Churin)

 

“La familia de mi mamá era de Rojas, [sus hermanos] venían a visitarla y ahí por lo menos tres se casaron con mujeres de la zona (…) donde vivió mi mamá de casada. O muchas veces se daba [el matrimonio de] dos hermanos con dos hermanas, lo que no ha pasado en mi familia.” (Testimonio de Margarita Buljubasich)

 

   Es probable que este fenómeno evidenciara el mantenimiento de ciertas prácticas matrimoniales tradicionales entre los croatas, pues la endogamia local y el parentesco endogámico suelen estar muy vinculados entre sí, por lo que puede suponerse que muchos de los habitantes de las pequeñas aldeas o islas de las que provenían los migrados hayan poseído algún antepasado común, y que éstos hayan reproducido en el país de adopción comportamientos similares a los que sus ascendientes mantenían en Croacia[60].

 

Consideraciones finales

 

   Pese a que el número de casos estudiados ha sido reducido, se considera que el análisis de los datos extraídos de las fuentes seleccionadas permite corroborar la hipótesis propuesta, así como revelar aspectos interesantes sobre las pautas matrimoniales que mantenían los inmigrantes croatas instalados en la zona de Pergamino a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Como se ha expuesto con anterioridad, los resultados obtenidos no aspiran a establecer generalizaciones sobre el fenómeno analizado, sino que se orientan, principalmente, al planteamiento de nuevas problemáticas e interpretaciones que pueden sugerir nuevas líneas de investigación sobre el tema.

   La pervivencia en la sociedad receptora de ciertas redes parentales y sociales existentes entre los croatas desde antes que emigraran de su aldea de origen se explicaría, básicamente, debido a la presencia de cadenas migratorias que permitían vincular a quienes provenían de la misma zona y que frecuentemente se instalaban en el mismo pueblo al llegar a la Argentina (o, al menos, en la misma área). El mantenimiento de la sociabilidad premigratoria en el lugar de destino, habría fortalecido los lazos de solidaridad y el contacto entre los inmigrantes, generándose -en un contexto de reformulaciones- nuevos espacios sociales compartidos.

   Asimismo, la búsqueda de connacionales para la realización de actividades de diversa índole (laborales, políticas, recreativas, etc.) se habría debido, en gran medida, a las dificultades lingüísticas que se les presentaban para comunicarse con los nativos o los inmigrantes de otros orígenes y a ciertas diferencias culturales con los mismos, y no necesariamente a la existencia de prejuicios hacia los individuos de otras nacionalidades, con los que no dudaron en mantener distintos tipos de vínculos. Precisamente, las relaciones con éstos se fueron fortaleciendo a medida que los croatas aprendían a manejar mejor el idioma local, y en este sentido, la escuela fue la institución socializadora por excelencia para la primera generación nacida en la Argentina, puesto que muchos aprendieron el castellano recién cuando iniciaron la educación primaria.

   Así, pues, las redes parentales y sociales preexistentes, las cadenas migratorias que se fueron gestando y la sociabilidad compartida por los inmigrantes croatas en su país de adopción, habrían constituido las principales causas de la endogamia étnica. Más aún, estos procesos explicarían, al menos en parte, la frecuencia con que se producían uniones matrimoniales entre quienes provenían de la misma aldea o zona de Croacia (endogamia local), así como la presencia de ciertos casos de parentesco endogámico estimulados por el incremento de las relaciones entre las familias de los respectivos cónyuges. De esta forma, se habrían reproducido ciertas prácticas matrimoniales existentes en el lugar de origen de estos inmigrantes, pues solían proceder de pequeñas aldeas donde es probable que muchos de sus habitantes poseyeran ascendientes comunes, pese a que el paso de las generaciones usualmente dificultaba el reconocimiento de su ego o antepasado común. 

   Finalmente, es necesario hacer una breve referencia al comportamiento exogámico, pues no dejan de ser interesantes los casos de oposición familiar a las uniones matrimoniales interétnicas entre los descendientes directos de los croatas arribados a nuestro país. Si bien esto podría demostrar que al momento de producirse dichos enlaces los prejuicios hacia los individuos de otros orígenes no estaban del todo ausentes, el alto número de matrimonios exogámicos entre los miembros de la primera generación nacida en la Argentina evidenciaría que la oposición familiar a este comportamiento -en caso de existir- no fue tan fuerte. Como lo ilustrara elocuentemente uno de los entrevistados, “los croatas no influían en el casamiento de sus hijos, pero se ponían contentos cuando se casaban con otros paisanos”[61].

 

Bibliografía

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-Vrljicak, Joza. Apellidos croatas en América Latina (en línea). Studia Croatica. S/d. [www.studiacroatica.org] 

 

Documentos consultados

-Acta de Nacimiento de Luka Stradiot.

-Cuadernos Parroquiales de la iglesia “Nuestra Señora de la Merced” de la ciudad de Pergamino. Matrimonios. Índice de casamientos 1781-1966.

-Fotografías familiares de Nera Bilos, Cristina Bilicic y Carlos Stradiot.

-Genealogía familiar de Nera Bilos y Rosario Ostoich.                     

-Libreta de Casamiento de Mariano Bilos y Juana Loncar.

-Pasaportes de Ivan Franičević y Katica Belić (y respectivas traducciones).

-Documento Nacional de Identidad de Lucas Stradiot.

 

Entrevistas realizadas

-Antonia Dundich (Pergamino, 08 de julio de 2008)

-Natalio Perdía (Pergamino, 09 de julio de 2008)

-Nélida Vrañizán (Pergamino, 11 de julio de 2008) 

-Nera Bilos (Pergamino, 16 de julio de 2008)

-Antonio Micerda (Pergamino, 27 de julio de 2008)

-Margarita Buljubasich (Pergamino, 29 de julio de 2008)

-Nicola Churin (Pergamino, 06 de agosto de 2008)

-Filip Čović (Pergamino, 12 de mayo de 2013)

-Maria Grubisic (Pergamino, 12 de mayo de 2013)

-Ana Plazibat (Pergamino, 25 de mayo de 2013)

-Cristina Bilicic (Pergamino, 26 de mayo de 2013)

-Ana Rosa Plencovich (Pergamino, 26 de mayo de 2013)

-Ruben Churin (Pergamino, 31 de mayo de 2013)

-Rosario Ostoich (Pergamino, 31 de mayo de 2013)

-Carlos Stradiot (Pergamino, 01 de junio de 2013)

 

 

 

 

 

 



[1] Véase Verlichak, Carmen. Los croatas de la Argentina. Krivodol Press. Buenos Aires. 2004. p. 11.

[2] Véase Levi, Giovanni. Sobre Microhistoria, en Peter Burque (comp.). Formas de hacer Historia. Alianza Editorial. Madrid. 1993. p.140.

[3] Véase Morin, Edgar. Ciencia con conciencia. Editorial Lumen. Madrid. 1993.

[4] Bjerg, María; Boixadós, Roxana. La familia, campo de investigación interdisciplinario: teoría, métodos y fuentes. Universidad Nacional de Quilmes. Buenos Aires. 2004. p. 126.

[5] Véase Sprljan, Cristian. Historia de la inmigración croata en Córdoba (en línea). Universidad Nacional de Córdoba. 2002. [www.studiacroatica.org]

[6] Ibídem.

[7] Ibídem. 

[8] Véase Solián, Cristina. La cuestión nacional en la ex Yugoslavia. Una visión desde las agrupaciones croatas del sur santafesino (en línea). Congreso Argentino de Inmigración. IV Congreso de Historia de los pueblos de la provincia de Santa Fe. Santa Fe. 2005. [www.santafe-conicet.gov.ar]

[9] Estas asociaciones incluían a miembros de otras etnias -como eslovenos o montenegrinos, por ejemplo-, y, según la autora, se fueron modificando a lo largo del tiempo en función de la situación por la que atravesaba la patria, cambiando sus denominaciones y funciones. Antes de 1914, por ejemplo, llevaban nombres austrohúngaros debido a que Argentina tenía relaciones oficiales solamente con dicho imperio.

[10] Véase Verlichak, Carmen, ob. cit.

[11] Como sostuve con anterioridad, muchas publicaciones no hacen referencia específicamente a la inmigración croata, sino a la yugoslava. De todos modos, la mayor parte de los “eslavos del sur” que arribaron a Pergamino provenían de áreas que actualmente pertenecen a Croacia y casi la totalidad de sus descendientes sostienen que sus antecesores pertenecían a esta nación.

[12] Véase Restaino, Rafael. Historia del Partido de Pergamino. Ediciones de El Pan de Aquí. Pergamino. 1992. pp. 150-151.

[13] Véase al respecto lo expuesto sobre la delimitación espacial en el apartado Planteamiento del tema.

[14] Levi, Giovani, ob. cit. p. 140.

[15] Sprljan, Cristian, ob. cit.

[16] Vrljicak, Joza. Apellidos croatas en América Latina (en línea). Studia Croatica. S/d. [www.studiacroatica.org]  

[17] Entre los entrevistados se incluyen once hijos y tres nietos de inmigrantes croatas, así como un nativo de este país europeo que llegó a la Argentina después de 1930 y aporta el testimonio sobre su tío (es el caso de Filip Čović). Si bien todos residen o han residido en el actual partido de Pergamino, es importante señalar que, en algunos casos, sus respectivos ascendientes se han instalado en localidades que pertenecen a otros partidos o departamentos de la zona.

[18] Véase Sautu, Ruth. Todo es Teoría. Objetivos y métodos de investigación. Lumiere. Buenos Aires. 2005. pp. 71, 92, 93.

[19] Citado por Gwyn Prins en Historia Oral. Peter Burke (ed.). Formas de hacer Historia. Alianza Editorial. Madrid. 1993. p. 146.

[20] No puede negarse que los recuerdos personales son muy dados a lapsus de memoria y que, en algunos casos, son frecuentes ciertas imprecisiones o errores cronológicos. De ahí la importancia de incluir documentos personales aportados por los entrevistados con el fin de contrastarlos con las fuentes orales y aumentar la fiabilidad de los datos recabados a partir de éstas. De todos modos, la mayoría de los entrevistados confesó no contar con documentos escritos o, lo que es más común, afirmó poseerlos pero no haberlos encontrado. Véase al respecto lo expuesto por Gwyn Prins en ob. cit.

[21] Se ha decidido evitar la realización de entrevistas demasiado estructuradas a fin de lograr que las preguntas efectuadas se adaptaran a las características personales de cada entrevistado (locuacidad, capacidad de elaborar descripciones detalladas, etc.). Por otro lado, se ha observado que, como era de esperar, la presencia del grabador genera cierta tensión en algunos entrevistados, por lo que, a través de entrevistas lo suficientemente flexibles, se ha pretendido lograr un clima de distensión que favoreciera el diálogo.

[22] Véase Sautu, Ruth. Manual de metodología. CLACSO. Buenos Aires. 2005. pp. 178-179.

[23] A continuación, se citan las denominaciones en las cuales se ha incluido a la nación croata durante el período delimitado para la presente investigación: de 1527 a 1918, Provincia del Imperio Austro-Húngaro; desde 1797 hasta 1918 la región de Dalmacia es anexada como una Provincia de Austria y separada de Croacia; de 1918 a 1929, es uno de los países que conforman el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos; de 1929 a 1941, es uno de los estados que configura el Reino de Yugoslavia. (Sprljan, Cristian, ob. cit.)

[24] Citado por Devoto, Fernando en Historia de la inmigración argentina. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2004. p. 122.

[25] Véase al respecto lo planteado por Devoto, Fernando, Ibídem. pp. 122-145.

[26] Véase Maluendres, Sergio. De nuevo sobre las pautas matrimoniales de los migrantes y sus hijos: piamonteses y leoneses en Trenel, Territorio Nacional de La Pampa (1911-1940), en Estudios Migratorios Latinoamericanos. CEMLA. Buenos Aires. 1994. pp. 468, 472.

[27] Bestard, Joan. Parentesco y modernidad. Paidós Ibérica. Barcelona. 1998. p. 120. Los límites del parentesco se vuelven más difusos mientras más nos alejamos de la familia nuclear (padres e hijos), por lo que es posible que existan lazos parentales entre individuos que desconocen su ego (o antepasado común), más aún si se trata de personas que provienen de la misma aldea. Por esta razón, y a falta de datos más precisos, se ha decidido considerar como parientes a aquellos individuos que mantenían lazos de parentesco expresamente reconocidos por los entrevistados.

[28] Maluendres, Sergio, ob. cit. p. 458.

[29]Véase Rapoport, Mario. Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000). Ediciones Machi. Buenos Aires. 2000. pp. 2, 3, 39.

[30] Según Sprljan, “dentro de las corrientes emigratorias, a quienes emigraron de Croacia antes de la Segunda Guerra se los denomina como ‘viejos inmigrantes’ (en croata ‘starosjedioci’), y a la inmigración en sí, como económica”. (Sprljan, Cristian, ob. cit.)

[31] Solián sostiene que para evitar el crecimiento de la población frente a la escasez de alimentos, en las familias numerosas existía una “ley no escrita” de que sólo podía contraer matrimonio el hijo mayor. Según la autora, esto habría contribuido a estimular la emigración de muchos jóvenes croatas. (Solián, Cristina, ob. cit.)

[32] Véase Sprljan, Cristian, ob. cit.

[33]Afirma Sprljan que para los dálmatas era común emigrar por las características pedregosas de la tierra y por la proximidad al mar y el consiguiente contacto con barcos que traían noticias de lugares donde se podía vivir mejor. (Sprljan, Cristian, ob. cit.) La importancia del mar y del sentido de libertad presente en los puertos, también son rescatados por Verlichak. (Verlichak, Carmen, ob. cit., p. 29).

[34] Solián, Cristina, ob. cit.

[35] Ibídem.

[36] Un ejemplo muy ilustrativo de las dificultades financieras por las que debió atravesar Croacia al integrar el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, fue la progresiva devaluación de la moneda croata en relación a la moneda serbia (“dinar”).

[37]Véase Sprljan, Cristian, ob. cit.

[38] Ibídem.

[39] Precisamente, el nuevo reino tenía su capital en Belgrado -capital de Serbia- y el monarca era el rey serbio Alejandro. Por otro lado, sostiene Sprljan que esta nación era la gran vencedora de la Gran Guerra en la región, debido a sus vínculos con los Aliados, lo que contribuía a incrementar su influencia.

[40] El asesinato del rey Alejandro fue efectuado por los ustachis en Marsella, Francia, en el año 1934. La Ustacha era una organización nacionalista surgida luego de la Primera Guerra Mundial, con el objetivo de obtener la autonomía de la nación croata. Véase al respecto lo expuesto por Cristina Solián, ob. cit.

[41] No se poseen cifras exactas sobre la cantidad de croatas emigrados a nuestro país durante el período abordado, pues hasta 1918 figuraban en los pasaportes como austríacos o austrohúngaros y desde esa fecha en adelante como yugoslavos o italianos. Según Verlichack, de los censos se desprende que entre 1857 y 1909 llegaron a la Argentina 64.252 austríacos y de 1911 a 1920 18.798, de los cuales salieron 6.681. Durante el período de entreguerras, las cifras más importantes se registraron en 1928, pues se menciona el ingreso de 8.815 personas con el nombre de yugoslavos y la salida de unos 7.186. Asimismo, sostiene que los croatas constituían un 45% de los llamados austrohúngaros y un 70% de los que vinieron de Yugoslavia entre las dos guerras. (Verlichak, Carmen, ob. cit. pp. 27, 28).

[42] Véase Rapoport, Mario, ob. cit. pp. 39, 41.

[43] Véase al respecto las cifras expuestas por Verlichak sobre los inmigrantes austríacos, austro-húngaros y yugoslavos que salieron de la Argentina durante el período analizado. (Verlichak, Carmen, ob. cit.).

[44] Véase Rapoport, Mario, ob. cit. p. 43. Un ejemplo muy ilustrativo del desinterés del gobierno por incorporar plenamente a los inmigrantes a la sociedad argentina, fue la exclusión de los mismos de la participación política de la época. Las prácticas fraudulentas que aplicaron los sucesivos gobiernos conservadores hasta 1912, no contribuyeron a estimular la nacionalización de muchos inmigrantes, que sólo de esta forma podían adquirir el derecho al voto. Durante la etapa radical (1916-1930), fueron fundamentalmente los hijos “ya argentinos” de estos inmigrantes los que tuvieron una participación política considerable.

[45] Véase Solián, Cristina, ob. cit.

[46] Véase Sprljan, Cristian, ob. cit.

[47] Restaino, Rafael, ob. cit. p. 150.

[48] Un dato interesante es que el 30% de los matrimonios “efectuados en nuestro país” que han sido analizados a partir de las entrevistas, están asentados en los Cuadernos Parroquiales consultados (Juan Dundich con Catalina Cusich -1913-, Mariano Bilos con Juana Loncar -1928- y Vicente Vrañizán con María Maroevich -1926-) y que otros inmigrantes nombrados por los entrevistados también contrajeron enlace en dicha iglesia (Elías Plazibat con Bonifacia Cordich -1922- y Pedro Bilós con Santiaga Bilós -1926-, por ejemplo).

[49] La elección de tal división se explica por el hecho de que el inicio de la Gran Guerra implicó una marcada interrupción del flujo inmigratorio general en nuestro país y una disminución considerable de los movimientos migratorios a nivel mundial. Además, los pueblos eslavos de la región balcánica se vieron afectados por el desarrollo de dicho conflicto desde sus inicios, pues el detonante de la guerra fue, precisamente, el asesinato en Sarajevo el 28 de junio de 1914 del heredero al trono del Imperio Austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando, y su esposa Sofía Chotek, a manos del nacionalista serbio Gavrilo Princip.

[50] Véase Restaino, Rafael, ob. cit. p. 150.

[51]Sostiene Sprljan que en una sociedad machista como la de la época ninguna mujer se embarcaba sola en la aventura de emigrar, y que muchas de ellas llegaron ya casadas o para encontrarse con sus novios que les habían prometido el reencuentro (Sprljan, Cristian, ob. cit).

[52] Para el período 1923-1933, Sprljan afirma que el 60% de los inmigrantes croatas que llegaron a la Argentina eran hombres, el 23% mujeres y el 17% niños. (Ibídem).

[53] Sprljan distingue las siguientes regiones que actualmente forman parte de Croacia: Istria, Dalmacia, Lika, Eslavonia y Zagorje. (Ibídem). Casi la totalidad de los inmigrantes “dálmatas” analizados provenía de la isla de Hvar y de pequeñas aldeas ubicadas dentro de un radio de 100 km desde Split.

[54] Es importante destacar que, con el correr de los años, el 75% de los inmigrantes bajo estudio pudo adquirir campos en propiedad, transformándose en pequeños propietarios rurales. Según algunos entrevistados, la adquisición de tierras en la región pampeana se hizo más difícil a medida que fue avanzando el siglo XX.

[55] Como plantea Verlichak, la pronunciación y grafía del idioma croata difieren mucho del castellano, por lo que los apellidos de un importante número de inmigrantes fueron registrados precariamente en la Argentina. (Verlichak, Carmen, ob. cit. pp. 24-26). Por esta razón, se ha optado por transcribir los nombres y apellidos de los entrevistados tal como ellos los han asentado por escrito al finalizar cada encuentro.

[56] Algunos entrevistados hicieron referencia a la existencia de cierta mutua antipatía entre los inmigrantes que provenían de las islas y los originarios del área continental, supuestamente debido a que poseían niveles educativos y económicos diferentes (que, paradójicamente, ambos grupos se atribuían como superiores). Esta situación también pudo haber contribuido a estimular las uniones matrimoniales entre los croatas que procedían de la misma zona.

[57] Sólo en dos de los dieciocho matrimonios estudiados, se observó la unión entre hombres croatas y mujeres de otros orígenes: Juan Antonio Plencovich-Ernestina Rolandelli y Alejandro Churin-Maria Ríos Meyer.

[58] Es interesante el caso de Marcos Micerda -padre de Antonio-, pues este inmigrante contrajo matrimonio en dos ocasiones con mujeres de origen croata.

[59] Aproximadamente el 89% de los matrimonios estudiados transmitió la lengua croata a sus hijos, y, de ese total, el 31% lo hizo con tanto ímpetu que los pequeños no dominaron el castellano hasta que iniciaron la escolarización.

[60] Sin embargo, sostiene Sprljan que una característica social muy importante en muchos pueblos eslavos -y principalmente en el croata- era la conformación comunitaria llamada “zadruga” (familias colectivas) (…) [que] incluía a varias familias emparentadas por parte de los varones, aunque generalmente prevalecían más los vínculos territoriales que los consanguíneos. Por lo tanto, era normal que hubiera familias que formaban parte de la comunidad y que no estaban necesariamente emparentadas. (Sprljan, Cristian, ob. cit.)

[61] Testimonio de Carlos Stradiot. Pergamino, 01 de junio de 2013.